jueves, 18 de noviembre de 2010

Capitulo VIII: Comienza una nueva etapa

Para comenzar con buen pie, el primer día de trabajo llegué tarde diez minutos. Bueno, en realidad fueron siete. Mi despertador no había sonado esta vez, ni las últimas tres veces que lo había puesto, y había tenido que vestirme a la carrera y sin desayunar salir lo mas rápido que pude dirección a la oficina, no había podido lavarme la cara, ni los dientes y me había puesto lo primero que había visto en el armario sin percatarme si era ropa decente o no.

La anterior vez que no había puesto el despertador, tenía que asistir a un monográfico sobre fotografía al que me había apuntado mi padre. Llegue tarde media hora, ya que, entre lo tarde que había salido y que no encontraba el sito, cuando al final pregunte y me dijeron donde era, resulta que había pasado por allí tres veces dando vueltas intentando localizar el lugar.

La ponencia había comenzado y tambien mi horror, ya que, tuve que pasar por delante de los ponentes y de una sala repleta para conseguir sentarme en mi asiento.

En fin, eran recuerdos poco agradables porque me daba vergüenza pensar que a mis años aun me pasasen esta cosas.

Cuando llegue a la oficina Roberto ya estaba en su despacho trabajando, pensé en ir a pedirle disculpas por llegar tarde en mi primer día pero pensé que igual no se había dado cuenta de mi tardanza, pensamiento erróneo cuando escuché:

- Buenos días, veo que se te han pegado las sábanas. Me dijo con un tono jocoso que no supe cómo interpretar.
- Buenos días, si, es que no me ha sonado el despertador. En aquel momento supe que lo que esa excusa había sonado a preescolar. Intente rectificar diciendo: "Lo siento, no volvera a suceder".
- Tranquila, no pasa nada. Lo único que hoy el café lo pagas tú.

En aquel momento me comenzaron a temblar las piernas. Entonces quería volver a salir a tomar café conmigo, pensé que lo de ayer lo había hecho por cortesía pura y dura.

- De acuerdo, no hay problema.

Me pase toda la mañana ordenando los expedientes que estaban sin clasificar debido a la sobre carga de trabajo que había tendio Roberto durante todo el año. Mientras ordenaba, de vez en cuando Roberto salía del despacho para comentarme cosas del trabajo para que me fueran sonando.