lunes, 31 de mayo de 2010

Capitulo V: El café

No podía creer lo que me estaba pasando. Aqui estaba yo en un trabajo que tenía pinta de ser "maravilloso", junto a mi jefe, un hombre encantador, atento, simpático y muy pero que muy atractivo.

Salimos juntos de la empresa en dirección a la cafetería, durante el pequeño trayecto que separaba la puerta principal de la entrada de la cafetería pude percatarme de que dos mujeres que se cruzaron con nosotros no pudieron resistir la tentación de quedarse mirando a Roberto. Yo me sentí en ese momento muy incómoda, ya que, nunca me había pasado algo parecido, es mas, me daba vergüenza que me vieran con él, por si la gente pensaba otra cosa. Vaya tonteria, puesto que lo había conocido en ese mismo momento y nadie podría relacionarnos de otra forma que no fuera laboralmente.

Muy galantemente me abrío la puerta de la cafetería para que pasara, yo no estaba acostumbrada a este tipo de cosas, ya que, con mi novio siempre habíamos tenido una relación muy de tú a tú y él no era precisamente todo un caballero cuando se trataba de ayudar a una señorita a sujetarle la puerta, dejarle pasar primero al entrar o salir de algún sitio o ayudarla a llevar las bolsas cuando iba demasiado cargada.

Una vez que nos sentamos y pedimos un cafe, me sentí algo mas tranquila y relajada. Al fín pude empezar a controlar mis nervios y estar mas atenta a todo cuanto Roberto me contaba.

La empresa, según me contó, fue fundada por Patrick See en 1950, cuando era un jóven fotógrafo que trabajaba para revistas de moda. La empresa tuvo sus momentos de oro durante aquella época, puesto que, por aquel entonces el mundo de la moda era algo tan exclusivo que tenías que tener una gran suerte (y padrino) para que te ofrecieran los trabajos de fotografía.

Roberto me contó que la empresa en sus comienzos fue fundada por Patrick y por otro fotógrafo del que nunca se supo el nombre, ya que, al poco tiempo dejo la empresa sin dejar huella. Él suponía que Patrick tendría que saber algo mas del tema, ya que, eran amigos en su juventud pero nunca había querído hablar de ello.

Fue en el año 2000 cuando Roberto entró a trabajar para Patrick. Ambos se habían conocido mientras compartían el trabajo de realizar el reportaje fotográfico en el desfile anual de Victoria Secret. Al finalizar, Patrick le ofreció a Roberto un puesto fijo en la empresa y la libertad que él necesitaba para trabajar.

Durante estos diez años, había trabajado tan duro que necesitaba la colaboración de un ayudante para poder mantener el ritmo de trabajo.

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